Estimo que desde el 2008, año en que comencé a dar mayor seguimiento a las acciones de los medios digitales en la República Dominicana, aunque vengo trabajando con medios desde el 2000, sin embargo, fue en este año que inicié de manera más enfática en el tema de las estadísticas, porque entendía y sigo entendiendo, que esta es la vía más precisa para tomar mejores decisiones y de verdad enrumbar un medio hacia una perdurabilidad y rentabilidad óptima.
Desde esa fecha que vengo dando seguimiento me he podido dar cuenta que en el lector que se han estado enfocando siempre los medios dominicanos es en aquel que se siente atraído por una información fugaz, algo inusual que ha sucedido en algún momento y que por diferentes vías se ha topado con el titular y ha procedido a dar click y entrar, y que son los que realmente abultan las estadísticas de entrada, pero por otro lado, son los que perniciosamente dañan las buenas estadísticas que produce aquel lector que es fiel seguidor y que día tras día, una de las primeras acciones que realiza, es el hecho de entrar a ese medio y enterarse de las últimas situaciones del país y del mundo.
Ese lector fugaz, con total desconocimiento del medio
La razón por la que expreso esto es por el afán desmedido de los medios digitales dominicanos de mostrar unas estadísticas que simplemente sirven para mostrar un lado de la moneda, pero que no reflejan la realidad del medio ni de su efectividad y mucho menos de un crecimiento sostenido como mayormente afirman y lo divulgan.
Es común ver a cada momento como se gastan impresiones en mostrar números que no representan nada, que no sea más allá de que las agencias puedan enfocar ese pobre y displicente presupuesto, pagando lo que se les antoja, devaluando el valor del medio, apoyados por sus propios representantes, porque no se detienen a evaluar donde realmente se encuentra el gran valor de dichos medios.
Estos medios que se enfocan en mostrar esas estadísticas cosméticas que brindan una información sesgada y que simplemente se deben utilizar para trabajo y determinar por donde y cual es el camino a seguir, no conocen a sus lectores, no son capaces de saber y detenerse a realizar un análisis de a que edad pertenecen, cuales son sus gustos, cuales son esas noticias que de manera constante verifican, a que género pertenecen, a que clase social, para así poder segmentar mejor la producción y emplazamientos de productos.
Dónde dejan al fiel lector
La tendencia de los medios en los grandes mercados es a apostar por esa lectoría fiel, aquellos que son conocedores del medio y que para enterarse de cualquier información acuden a este, porque no solo se sienten atraídos por una situación del momento, sino que es algo cotidiano entrar y dar lectura a más de una información, porque son estos los que luego querrán mantener el medio, para seguir enterándose de las informaciones del momento.
Son estos lectores fieles, conocedores y amantes de la lectura diaria, de las noticias, columnas de opinión y demás que se vierten en estos medios, los que de una manera u otra, dependiendo el modelo de negocios por el que se oriente el medio, que lo harán perdurable, porque esos que entran de manera fugaz porque vieron una información y luego no saben siquiera donde leyeron y que no vuelven a entrar a menos que en otra ocasión de la casualidad de que el titular los impacte por H o por R en una de las redes sociales, y no necesariamente porque sea seguidor del medio en si, sino por el algoritmo que utilizan estas redes y que simplemente porque alguien que sigues realizó alguna acción se te muestra y entras, pero nunca más vuelves a dar lectura o entender que es un medio tal o cual para mantenerte actualizado en los temas que son de tu interés.
La clasificación de la lectoría es un punto esencial ahora mismo del negocio de los medios digitales, y el no verlo de esa forma, les va creando esa decadencia que tiene el problema de que no se mostrará en ese momento, sino ya cuando sea muy tarde y no se pueda revertir lo que se ha hecho, entonces, tal vez comprendan lo que están perdiendo, por simplemente apostar al modelo de negocios erróneo.