Tal vez muchos no conozcan la historia de Blackberry, el cual fue uno de los smartphones o teléfonos inteligentes de mayor uso por el año 2011 hasta el 2013 aproximadamente, cuando inició su declive y posterior desaparición, a pesar de contar con uno de los sistemas de envío y recepción de mensajes más seguros con que se contaba en ese momento, sin embargo, no pudieron permanecer en el mercado, y luego haciendo movimientos que no tuvieron el efecto que se esperaba, porque simplemente ya era muy tarde.
Blackberry era el teléfono inteligente preferido por la mayoría de los usuarios en el 2011, y sobre todo tenía el segmento de negocios y gubernamental prácticamente a sus pies, donde en los Estados Unidos llegó a ser como un estándar obligatorio el que los funcionarios utilizaran este dispositivo, por su alta confiabilidad y sistema de encriptamiento de los mensajes, es decir, que los mismos eran muy poco vulnerables a los ataques y hackeos, así como posibles intervenciones, con lo que quedaba en cierto modo controlado el flujo de informaciones confidenciales y evitar que la competencia, gobiernos contrarios y competidores no lograran descifrar y copiar dichas informaciones.
El efecto Blackberry
Sin embargo, a pesar de que Blackberry tenía el dominio total de una parte del mercado de los celulares inteligentes y de su popular BBM, que era el sistema de mensajería, bastante robusto y seguro, no advirtieron o no obtemperaron el llamado de la tendencia a que se requerían cambios importantes, pues los demás competidores, aunque no exhibían el nivel de seguridad tan robusto como
Blackberry, ofrecían otras alternativas y funcionalidades que estos se negaban a implementar y hasta rechazar ofertas para poder tener en los dispositivos Blackberry otras características que estuvieran a tono con las nuevas tendencias y aquí vino su debacle.
Denomino el efecto Blackberry porque estos esperaron hasta que la empresa ya no contaba con el favor ni siquiera de aquellos más fieros defensores y que valoraban la infraestructura y la seguridad casi inigualable, y se pudiera decir que hasta el momento es posible que ninguno de los actores actuales del mercado de celulares inteligentes, cuenta con el nivel de estructura y seguridad que en su momento exhibió Blackberry, sin embargo, esperaron al último momento para implementar cambios, pero ya no había espacio, el mercado se los había tragado, ya nadie quería participar con ellos, por lo que su próspero negocio en el exigente y competitivo mundo de los celulares inteligentes, fracasó.
El efecto Blackberry se nota a leguas en varias industrias, no negocios individuales, sino a nivel de áreas de negocios, que fueron fuertes y tuvieron su época de gloria, sin embargo, la tecnología y el internet los ha ido desplazando y no escuchan los gritos de los consumidores indicando que ya eso está obsoleto y que deben avocarse a nuevos negocios o realizar los cambios que se están realizando en las mismas industrias pero en otros países, donde si entendieron que era tiempo de moverse y dejar de lado a acciones que sencillamente son una pérdida de tiempo y dinero, pues por más esfuerzo y promesas o intentos, no hay forma posible de seguir a flote.
Blackberry ha pagado caro su inobservancia a estas tendencias, pero igual otras grandes empresas han vivido esos procesos, tales como Microsoft, cuando era dueño absoluto de los navegadores de internet, sin embargo, por su poderío también entendió que nadie lo podía desplazar, hasta que Google con Chrome fue desplazando poco a poco hasta lograr quedarse con el mayor porcentaje del pastel de uso de navegadores web.
Pero también Microsoft perdió bastante con lo que en su momento era el líder absoluto de gestores de correos electrónicos con su popular Hotmail y más que todo con el sistema de mensajería que fue todo un acontecimiento, hablamos de Messenger, pero que igual, no quiso escuchar las voces que pregonaban sobre el trabajo que venía desarrollando Google con su Gmail y que actualmente es el líder en dicho segmento.
Es lo mismo que está ocurriendo con diferentes áreas de negocios en la República Dominicana, que se están negando a ver lo evidente y a pesar de los números rojos, persisten por quizás un tema nostálgico o por entender que seguir es un indicador o podría mostrar a los interesados que permanece el mismo uso y demanda de estos productos o servicios, pero resulta que estos vienen dando la espalda y no apoyan.
Tal vez ocurra lo mismo que con Blackberry, que se tome la decisión cuando ya sea demasiado tarde y posiblemente se lleve de encuentro no solo ese negocio, sino otros colaterales que hoy se encuentran subsidiando a estos que no alcanzan ni para que los miren de reojo, pero ojalá y no sea demasiado tarde para cambiar.