Recuerdo una algarabía días antes de que se diera inicio a un evento importante, el cual era organizado por una institución dominicana, la cual viene desde hace más de 15 años realizando varias de las mismas al año y donde nunca se había utilizado la figura del Influencer, la cual está muy de moda por la cantidad de seguidores que estos logran acumular en sus diferentes cuentas y plataformas de redes sociales y donde se estima que tienen un poder de convencimiento importante, y en principio es hasta cierto punto lógico el pensar esto, pero a la hora de ver números y lo que arrojan estos, pues ya es otro escenario totalmente distinto.
Mientras se barajan las expectativas, se procede a mostrar un video anunciando el evento por parte de un Influencer muy de moda, pero que nunca había estado relacionado con el área de negocios que se estaba o que se quería promocionar, pero la algarabía era tanta, porque los comentarios se sucedían en torno a que era la primera vez que dicha institución procedía a realizar este tipo de acciones y que eso demostraba de manera fehaciente que se encontraban dispuestos a implementar las estrategias modernas para captar y lograr que el público de manera masiva y sobre todo la gran cantidad de seguidores que se observa en las cuentas de redes sociales de este influencer, pero al final, los números tradujeron algo muy distinto, pero el impacto entre los seleccionadores, fue de que había sido un rotundo éxito.
Likes y comentarios de los influencers
En los momentos en que me ha tocado participar de iniciativas donde intervienen los llamados influencers, he podido notar que estos generan una gran ola de comentarios y likes en los post que promueven y donde hacen un llamado o invitación a participar o comprar artículos u otras acciones, pero lo que me ha generado más atención es ver que la mayoría de los likes y comentarios que se hacen, es exaltando a la figura del influencer, es decir, amigos, colegas, fanáticos y hasta los llamados haters, que hablan, pero siempre en torno a esa figura, dejando muy de lado el evento, artículo o servicio que se encuentran promocionando y esto se deja de lado y los contratantes no se detienen a medir ni mirar lo que los números al final de la jornada expresan.
En las ocasiones en que me ha tocado diseñar e implementar estrategias de colocación en medios digitales, invitando a eventos o tratando de convencer a usuarios específicos de acudir a los mismos o a la compra de uno o varios artículos y han estado en la ecuación los llamados influencers, los números y datos muestran que estos arrojan un mar de likes y comentarios, sin embargo, es muy poco o nulo en mi experiencia lo que han logrado en materia de que esos seguidores y las personas alcanzadas por dichas acciones lleguen a los mismos o que compren los productos o servicios ofrecidos.
Mientras que por el lado de las estrategias de colocación de medios digitales, los números comprobables han resultado en éxito, pues han llevado público a los eventos, esto de manera fehaciente, pues la facilidad que ofrece el internet y dichas acciones, es la capacidad de medir de manera detallada las acciones emprendidas, sin embargo, es poco el reconocimiento y el valor que se le atribuye al final por los contratantes, pues esto no genera el ruido mediático que si logran los influencers, con sus likes y comentarios provocados por las masas de seguidores y el circo siempre ha sido relevante ante lo demás, por el sonido y distracción que provocan.
No estoy en contra del trabajo y las acciones que realizan los influencers, entiendo que es un trabajo de estos tiempos y que bien dirigido, puede lograr mejores resultados, el tema es que el simple hecho de utilizar a una figura que posee en sus cuentas de redes sociales una cantidad importante de seguidores, esto no se traduce en lo inmediato ni porque estos realicen o inviten a realizar una que otra acción en favor de un determinado cliente, esto se vaya a traducir en un éxito del evento o de ventas, o más allá, aunque se produzca mucho ruido alrededor, no necesariamente se trata del evento, sino más bien, de la figura del influencer.